Hasta comienzos de la década de 1980 la migración intra-regional tuvo un predominio con relación a la extra-regional. A partir de la década de 1990, esta situación cambia y los flujos desde América del Sur comenzaran a dirigirse hacia los países desarrollados (los Estados Unidos y los países europeos). Sin embargo, luego de la crisis internacional de 2008, la migración intrarregional recobra dinamismo.
Rasgo 1: La migración intrarregional ha ido creciendo a un ritmo más rápido que la migración a los países más desarrollados, pero con un futuro incierto
Este cambio de patrón migratorio se explica inicialmente por la convergencia de dos conjuntos de factores: 1) los impactos que generó la crisis financiera de 2008 en los inmigrantes residiendo en el mundo desarrollado y la adopción de políticas de migración más restrictivas por parte de dichos países; y (2) desarrollos positivos experimentados en la mayoría de los países de América del Sur, particularmente en lo que respecta a políticas migratorias y a oportunidades de empleo. Más recientemente, desde 2016, otra circunstancia impulsará una notable expansión de la migración intrarregional: la significativa emigración desde la República Bolivariana de Venezuela. En este sentido, la difícil situación socioeconómica y política por la que transita dicho país ha generado una salida masiva de personas, lo que ha incrementado el ya creciente número de migrantes intrarregionales.
Hoy en día el número de migrantes intra-regionales en América del Sur se ha acercado de manera notable al de los sudamericanos residiendo en otras partes del mundo. En efecto, la División de Población de las Naciones Unidas ha estimado para 2019 que 7.786.568 personas nacidas en esta región residen en países fuera de la región, mientras que 6.091.023 son migrantes intra-regionales. Esto significa que desde 2010 a la fecha el tamaño relativo entre estos dos stocks migratorios se redujo de 1.9 a 1.3.
Sin embargo, es importante alterar que la desaceleración económica que experimentó la mayoría de las economías sudamericanas como resultado de la adopción de políticas de ajuste estructural, así como los episodios recientes de malestar social que han tenido lugar en varios países como Chile, el Estado Plurinacional de Bolivia, Ecuador y Colombia, abren el interrogante sobre cómo evolucionará en un futuro próximo la migración en Sudamérica. De hecho, por ejemplo, desde 2016 la inmigración de sudamericanos a España ha vuelto a crecer y no exclusivamente por efecto de la migración de venezolanos. Las entradas anuales de América del Sur a España se incrementaron de 75,851 en 2015 a 256,210 en 2018.
Gráfico 1: Stock de inmigrantes de América del Sur que residen dentro y fuera de la región (1990, 2000, 2010 y 2019)
Fuente: Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. División de Población (2019). International Migrant Stock 2019 (base de datos de las Naciones Unidas, POP/DB/MIG/Stock/Rev.2019).
Rasgo 2: Los flujos migratorios intrarregionales no solo aumentaron en número sino que se diversificaron en términos de origen, destinos y perfiles sociodemográficos de los migrantes
Durante décadas la Argentina, seguida por la República Bolivariana de Venezuela fueron los principales países receptores de inmigrantes de la región. Sin embargo, esta situación ha cambiado recientemente. Por un lado, la composición de los flujos de migración intrarregional se diversificó, incluso antes de la emigración masiva desde Venezuela. Si bien hoy, la Argentina continúa siendo el mayor polo de atracción migratoria, la inmigración creció muy significativamente en otros países. En Chile, el stock de inmigrantes casi se triplicó en una década. En Ecuador, la inmigración también creció considerablemente debido principalmente a su economía dolarizada y a los efectos de la violencia en Colombia. Aún en Uruguay, un país tradicionalmente de emigración, el número de inmigrantes se duplicó.
No obstante estas tendencias, los casos más destacables por el cambio repentino de situación repentino han sido Colombia y Perú. En ambos casos, tradicionalmente, la emigración constituyó un componente significativo de su dinámica demográfica, hasta muy recientemente cuando comenzaron a recibir entradas masivas de inmigrantes, refugiados y solicitantes de asilo provenientes de la República Bolivariana de Venezuela.
Gráfico 2: Migración sudamericana: número de emigrantes regionales e inmigrantes por país, 2019
Fuente: Basado en las Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. División de Población (2019). International Migrant Stock 2019 (base de datos de las Naciones Unidas, POP/DB/MIG/Stock/Rev.2019).
En cuanto a los corredores migratorios predominantes, en 2010 y 2019, fueron solo cinco los que representaban aproximadamente el 60 por ciento del stock total de migraciones intrarregionales. En 2010, los grupos más numerosos eran los colombianos en la República Bolivariana de Venezuela; los Paraguayos, bolivianos y chilenos en Argentina; y los colombianos en Ecuador. Casi diez años más tarde, dos de estos corredores numéricamente más relevantes incluyen a inmigrantes de la República Bolivariana de Venezuela en Colombia y en el Perú.
Gráfico 3: Stocks migratorios de mayor tamaño en la migración intra-regional, 2010 y 2019
Fuente: Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. División de Población (2019). International Migrant Stock 2019 (base de datos de las Naciones Unidas, POP/DB/MIG/Stock/Rev.2019).
Es importante mencionar que, según datos de la Plataforma de Coordinación para los Refugiados y los Migrantes de Venezuela (una Plataforma Regional de Coordinación Interinstitucional que comprende al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados [ACNUR] y la Organización Internacional para las Migraciones [OIM]), el número de emigrantes de la República Bolivariana de Venezuela en América del Sur es mucho mayor (alrededor de 3,7 millones) al reportados por las estimaciones de la DESA de las Naciones Unidas.
Vale destacar que la diversificación de los corredores migratorios también incluye grupos migratorios extrarregionales, como es la inmigración proveniente de Asia y África (por ejemplo, hacia Argentina y Ecuador). A pesar de que el tamaño de estos flujos es considerablemente menor, se enfrentan a más dificultades en términos de integración social.
Rasgo 3: Los acuerdos regionales que gobiernan la migración internacional en América del Sur han favorecido la integración y la protección de los derechos de los migrantes.
Un rasgo destacado de la región sudamericana fue el cambio conceptual en la forma en que se debía gestionar la migración. Desde principios del siglo XXI, los acuerdos regionales, binacionales y multilaterales, así como la consecuente adaptación de las leyes y reglamentos nacionales, han mejorado considerablemente la movilidad y el acceso a derechos de residencia de los migrantes intra-regionales.
Un buen indicador de este proceso es el elevado número de residencias, temporales y permanente que fueron otorgadas recientemente. Entre 2017 y 2018, los países sudamericanos concedieron 484,612 permisos de residencia permanente y 1,352,887 permisos de residencia temporal.
El contar con permisos de residencia ha promovido la integración económica y social de los inmigrantes, en particular en lo que respecta a la posibilidad de ser empleado formalmente y de poder acceder a los servicios sociales públicos.
Rasgo 4: Los países sudamericanos han respondido de manera rápida a la fuerte emigración de la República Bolivariana de Venezuela
En un período muy corto, los países de la región recibieron un gran número de ciudadanos y ciudadanas de la República Bolivariana de Venezuela, muchos de los cuales se concentraron alrededor de las zonas fronterizas y de zonas que contaban con muy pocos recursos para hacer frente a la situación. Se ha estimado que la crisis dio lugar a 4.626.968 refugiados, migrantes y solicitantes de asilo en todo el mundo, aunque más de dos tercios residen actualmente en la región. Esta situación generó una serie de riesgos para la salud, dado que muchas personas se vieron obligadas a viajar por rutas precarias e inseguras, en particular para mujeres y niños. Sin embargo, es de destacar que los países han tenido una reacción solidaria y en general hasta el momento, una política de puertas abiertas. Estas políticas no solo procuran proporcionar asistencia de emergencia, sino también el acceso a documentos regulares.
La Plataforma Regional de Coordinación Interinstitucional también proporciona estimaciones sobre el número de permisos de residencia otorgados a los ciudadanos de la República Bolivariana de Venezuela por parte de diversos países. En Sudamérica el número de permisos de residencia y estancias regulares asciende a 1,948,771. En la región también se registró un número considerable de solicitantes de asilo (537.473).
Gráfico 4: Respuesta regional a la emigración masiva desde la República Bolivariana de Venezuela: Permisos de residencia y estancias regulares concedidos (enero de 2020)
Fuente: R4V, Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela. Plataforma Regional de Coordinación Interinstitucional, ACNUR y OIM, https://r4v.info/es/situations/platform (extraída el 30 de enero de 2020).
Rasgo 5: Entre los migrantes sudamericanos predominan las mujeres, quienes tienden a concentrarse en los servicios doméstico y de cuidado
Entre los migrantes intrarregionales hay un predominio femenino: 108 mujeres por cada 100 hombres.
La presencia significativa de la mujer en sectores del mercado de trabajo caracterizados por la informalidad merece una atención específica por parte de los gobiernos, encargados de prevenir abusos y garantizar la igualdad de trato. Hay ejemplos interesantes en la región donde recientemente se han adoptado regulaciones laborales para proteger a los trabajadores que desarrollan su actividad en hogares particulares (como por ejemplo en los casos de Argentina y de Uruguay).
Gráfico 5: Número de inmigrantes mujeres por cada 100 inmigrantes varones en la migración intrarregional, por país de destino
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos IMILA para Argentina (2010), Bolivia (2010), Brazil (2010), Ecuador (2010), Uruguay (2011) y la República Bolivariana de Venezuela (2011); Comisión Económica para América Latina y El Caribe y Centro Latinoamericano de Demografía (https://celade.cepal.org/bdcelade/imila). Para Chile y Perú se emplearon datos de sus últimos censos (2017) obtenidos de sus oficinas nacionales de estadísticas.
Desafíos y perspectivas
Hoy en día América del Sur se ve atravesada por diversos patrones migratorios. En cuanto a la migración intrarregional, los corredores han aumentado en número y en dimensión. El reciente significativo número de refugiados, migrantes y solicitantes de asilo provenientes de la República Bolivariana de Venezuela requiere esfuerzos significativos por parte de los países receptores para lograr una integración social y económica adecuada, proporcionando el acceso a servicios sociales, educativos y de salud y garantizando entornos de convivencia tolerantes y respetuosos. A pesar de que la región ha tomado medidas ejemplares para gobernar la migración, favoreciendo la migración regular, existe un vasto margen para mejorar la integración de los migrantes.
Los desafíos relacionados con la integración social, económica y cultural se extienden también a los inmigrantes de otras regiones como Asia y Africa. Estos grupos migratorios no están obviamente incluidos en los acuerdos regionales que favorecieron los derechos de residencia y, por lo tanto, merecen una atención especial por parte de los gobiernos.
Algunos giros políticos recientes en varios países de la región plantean ciertas dudas sobre cómo evolucionará la gobernanza migratoria en el futuro. Es imperioso, por lo tanto, que la comunidad internacional, así como las organizaciones nacionales de la sociedad civil estén alerta y supervisen de cerca el cumplimiento de los compromisos adquiridos en los acuerdos regionales con relación a los derechos de los migrantes.
Finalmente, la tendencia reciente de un incremento de la emigración a España debiera interpelar a los gobiernos de la región sobre los efectos de las crisis económicas y políticas que afectan de manera directa las dinámicas migratorias. En este sentido, un aspecto que ha sido escasamente abordado por los estudios migratorios y que merece, sin duda, mayor atención es el de la naturaleza y características de los procesos re-emigratorios.