Los datos obtenidos por satélite pueden definirse a partir de sus dos vertientes: las imágenes de satélite y los datos de GPS. Mientras que las primeras pueden ayudar a entender la distribución espacial de las poblaciones —por ejemplo, en campamentos de refugiados o en regiones transfronterizas—, los segundos ofrecen información de carácter temporal sobre la ubicación de personas, grupos e incluso buques de salvamento en el Mediterráneo.