Diásporas
Las diásporas, a las que también se denomina expatriados o comunidades transnacionales, desempeñan un papel importante a la hora de aprovechar los beneficios que puede aportar la migración al desarrollo. Valorar los aspectos que guardan relación con los grupos de la diáspora supone un reto, ya que no existe consenso sobre la definición de “diásporas”. Los datos sobre las poblaciones de migrantes pueden actuar como sustitutos de los datos sobre las poblaciones de la diáspora. Asimismo, los datos relativos a las remesas están estrechamente relacionados con el estudio de las diásporas. Desde la década de 1990, muchos países han establecido programas de amplio alcance destinados a promover las relaciones con las diásporas. Sin embargo, las diferencias en las definiciones y la ausencia de un seguimiento y una evaluación eficaces dificultan el análisis comparativo de estas políticas.
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Definición
No existe una única definición consensuada del término “diásporas” y su significado ha variado de manera significativa con el tiempo, lo que hace que sea muy difícil de valorar. La OIM define las diásporas como “migrantes o descendientes de migrantes cuya identidad y sentimiento de pertenencia, ya sean reales o simbólicos, han sido forjados por su experiencia y proveniencia migratorias” (Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2018, pág. 341). Si bien el término se empleó en un primer momento para describir los desplazamientos forzados de determinados pueblos, actualmente el término “diásporas” se utiliza generalmente para describir a aquellas personas que se identifican con un “país”, pero que viven fuera de él. Las definiciones de “diásporas” también incluyen no solo a los emigrantes de primera generación, sino también a los hijos de estas personas nacidos en el extranjero, siempre que mantengan algún vínculo con el país de origen de sus padres. Dichos vínculos, ya sean culturales, lingüísticos, históricos, religiosos o afectivos, son el elemento que distingue a los grupos de la diáspora de otras comunidades.
En general, las diásporas poseen todas o casi todas las siguientes características:
- Migran, a la fuerza o voluntariamente, desde un país de origen en busca de trabajo, para comerciar o escapar de un conflicto o persecución.
- Conservan una memoria colectiva idealizada o un mito sobre el hogar ancestral.
- Mantienen una conexión continua con un país de origen.
- Tienen una fuerte conciencia de grupo que se mantiene en el tiempo.
- Poseen un sentido de amistad con los miembros de la diáspora que se encuentran en otros países (adaptado de Cohen, 2008).
Las expresiones “fuga de cerebros”, “ganancia de cerebros”, “banco de cerebros” y “circulación de cerebros” se emplean a menudo en el contexto de la comprensión y el estudio de las diásporas. La OIM define la “fuga de cerebros” como la “emigración de personas capacitadas y talentosas de su país de origen a otro país, lo que da lugar a una disminución de las capacidades o recursos en el país que abandonan”. La “ganancia de cerebros”, también denominada “fuga de cerebros inversa”, se refiere a los beneficios que aporta la inmigración de personas calificadas a un país. Desde hace tiempo se sabe que cuando las personas altamente calificadas o con estudios superiores emigran masivamente, esta situación puede generar problemas para su país de origen.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, el hecho de que los grupos de la diáspora sigan comprometidos con sus países de origen puede ofrecer una solución a los problemas derivados de la fuga de cerebros. Desde finales de la década de 1990, los efectos positivos de la emigración han dado lugar a nuevos términos como “circulación de cerebros” y “banco de cerebros”. La “circulación de cerebros” se refiere a aquellos emigrantes que transfieren a su país de origen nuevas competencias y conocimientos que tienen un valor incalculable para el desarrollo. De hecho, incluso en las situaciones en las que los emigrantes calificados no regresan a sus países de origen, suelen facilitar a los profesionales calificados que no emigraron acceso a los valiosos conocimientos que han adquirido en el extranjero, lo que se conoce como “banco de cerebros” (Kapur, 2001).
Los miembros de las diásporas pueden participar directa o indirectamente en el desarrollo de sus países de origen. Tinajero (2013) identifica cinco niveles diferentes de participación de las diásporas en el desarrollo que hemos clasificado en este apartado desde la participación más baja hasta la más alta:
- Recepción de información. Los miembros de las diásporas reciben de forma pasiva información sobre iniciativas relacionadas con el desarrollo en sus países de origen.
- Recopilación pasiva de información. Los miembros de las diásporas facilitan información a las partes interesadas, que a menudo son los gobiernos de sus países de origen.
- Consulta. Los agentes del desarrollo, incluidos los gobiernos, consultan a los miembros de las diásporas para recibir orientación con respecto a las políticas o prácticas.
- Colaboración. Los miembros de las diásporas comparten responsabilidades, ya sea delegando tareas a otros agentes o diseñando o implementando conjuntamente intervenciones en materia de desarrollo.
- Movilización individual. Los miembros de las diásporas participan y son plenamente responsables de las iniciativas de desarrollo.
Agunias y Newland (2013) ofrecen una visión general útil sobre los países que poseen diferentes tipos de instituciones gubernamentales y cuasi-gubernamentales relacionadas con las diásporas, así como sobre aquellos que mantienen redes consulares (véanse las páginas 72-90). La OIM clasifica a este tipo de instituciones en función de la posición que ocupan en la jerarquía gubernamental, ya que esto suele ser un reflejo de su nivel de influencia tanto dentro como fuera del Gobierno.
Tendencias recientes
Los cambios en las definiciones del término “diásporas” también guardan relación con el denominado “cambio con respecto a las diásporas” en las prácticas y los discursos políticos. Si bien las políticas e instituciones relacionadas con las diásporas han existido desde el siglo XIX, un número cada vez mayor de Gobiernos y organizaciones internacionales han puesto en práctica, desde la década de 1990, políticas destinadas a incorporar a las poblaciones de la diáspora en distintos ámbitos (Gamlen, 2014). Esto se debe a que existe un creciente reconocimiento de la importancia de las comunidades de la diáspora como agentes del desarrollo y de que estas pueden mejorar los vínculos sociales, económicos y culturales entre sus países de origen y de destino.
Las políticas de colaboración con las diásporas no solo incluyen los servicios consulares tradicionales para los nacionales en el extranjero, sino también programas dentro de los ministerios nacionales que se centran, por ejemplo, en la salud, el bienestar, el trabajo, la educación, la economía, la cultura o la religión. Varios países, entre ellos, Bangladesh, el Canadá, Filipinas e Israel, cuentan con ministerios dedicados en exclusiva a las relaciones con las diásporas.
Si bien los programas de colaboración con las diásporas suelen tener como objetivo destinar el dinero de las remesas al desarrollo, los gobiernos fomentan cada vez más otro tipo de relaciones. Muchos países han simplificado los métodos para que los miembros de las diásporas puedan mantener o acceder a la nacionalidad o han desarrollado nuevas formas de pertenencia (Agunias y Newland, 2012).
Un ejemplo de ello es que las personas que pueden aportar pruebas de vínculos con sus países de origen pueden solicitar cédulas de ascendencia étnica en Croacia, la India, Turquía y otros países. Algunos, como México, también han modificado las estructuras relacionadas con la representación electoral con el fin de incrementar el grado de participación de los nacionales en el extranjero. En los países de origen donde no se permite votar a los ciudadanos que viven en el extranjero, se puede fomentar la creación de asociaciones políticas como formas alternativas de representación.
Fuentes de datos
Resulta difícil recopilar datos sobre las poblaciones de la diáspora, ya que los emigrantes no pasan a formar parte automáticamente de las diásporas. Asimismo, los descendientes de emigrantes de segunda y tercera generación también pueden ser considerados o considerarse ellos mismos parte de un grupo de las diásporas. En general, existe mucha más información disponible sobre las diásporas que datos sobre las mismas. La información es cualitativamente diferente de los datos e implica un enfoque no sistemático. Actualmente, no se están tratando de cuantificar las poblaciones de la diáspora a nivel mundial, pero los datos procedentes de las fuentes de datos que figuran más adelante pueden actuar como representaciones de las diásporas que mantienen vínculos con un determinado país de origen. Existen pocos datos disponibles sobre los grupos de la diáspora vinculados por una religión o etnia común.
Una de estas representaciones son los datos sobre las poblaciones de emigrantes. Muchos países facilitan datos sobre poblaciones a organizaciones como el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES), la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la Oficina Estadística de la Unión Europea (EUROSTAT). Algunos países con elevadas tasas de emigración incorporan preguntas sobre esta cuestión en sus censos nacionales como, por ejemplo, sobre los destinos de los emigrantes, las características demográficas, el nivel educativo y las razones para emigrar, entre otras. Sin embargo, los datos sobre las poblaciones de emigrantes ofrecen una visión incompleta de las poblaciones de la diáspora por las razones enumeradas en el párrafo anterior y habida cuenta de que las cifras sobre migración mundial no siempre distinguen entre los migrantes por breve y largo plazo.
Los datos sobre cuestiones relacionadas con las diásporas también pueden mejorar nuestros conocimientos sobre las mismas. La “fuga de cerebros” y los conceptos que guardan relación con esta expresión pueden cuantificarse a través de datos sobre el nivel educativo de los emigrantes. En este sentido, la OCDE mide el nivel educativo de los migrantes en los países miembro de la Organización y en los países de destino que no son miembros de la misma. Del mismo modo, los datos sobre las remesas de los migrantes únicamente reflejan una de las muchas maneras en que las diásporas influyen en sus países de origen y de destino. Los datos más recientes sobre el número de políticas y programas relacionados con las diásporas se incluyen en una serie de publicaciones de Alan Gamlen, pero estos datos no son de dominio público.
Además, los datos operacionales pueden mejorar nuestra comprensión sobre los grupos de la diáspora. El programa Migración para el Desarrollo en África de la OIM es un ejemplo de un programa de fortalecimiento institucional que promueve la transferencia de competencias, conocimientos y otros recursos de los emigrantes africanos a sus países de origen. La ejecución de los programas de retorno de nacionales calificados y de retorno temporal de nacionales calificados por parte de la OIM ha permitido que más de 4.000 misiones relacionadas con las diásporas en todo el mundo hayan aportado sus conocimientos en sectores como la educación, la salud y la tecnología. La OIM también ha llevado a cabo más de 120 estudios para analizar las comunidades de la diáspora, principalmente en los Estados Miembros de la OCDE y en los países europeos. Los ejemplos incluyen estudios sobre grupos de la diáspora de Angola, Marruecos, la República de Moldova y Zambia. Los datos sobre programas similares, como el programa del PNUD de transferencia de conocimientos por intermedio de profesionales expatriados (TOKTEN), se han utilizado para evaluar la eficacia de los programas de colaboración con las diásporas, así como los programas de formación de las mismas, en algunos países, como por ejemplo Siria y el Sudán.
Back to topPuntos fuertes y limitaciones de los datos
Existe más información disponible sobre temas relacionados con las diásporas que datos. En las páginas sobre poblaciones de migrantes internacionales y remesas se pueden consultar los puntos fuertes y las deficiencias de las fuentes de datos indirectos. Los estudios sobre las poblaciones de la diáspora realizados por los países de origen a menudo se ven limitados debido a los costes humanos y financieros que conlleva la realización de encuestas a gran escala en lugares remotos. Varios Estados, como Nigeria y San Vicente y las Granadinas disponen de bases de datos sobre las poblaciones de la diáspora que se basan en registros voluntarios en línea, mientras que otros recopilan datos basados en registros de emigración. Esto obliga a los gobiernos de los países de origen a basarse en los datos recopilados por los países de destino, por ejemplo, sobre el país de nacimiento o la ascendencia de un residente. Si bien algunos países de acogida, como Alemania, han llevado a cabo estudios sobre muchos aspectos de los miembros de las diásporas que viven dentro de sus fronteras, los datos sobre estos grupos distan mucho de ser exhaustivos.
En la actualidad, las investigaciones sobre las organizaciones relacionadas con las diásporas se basan principalmente en estudios de casos de un solo país e incluyen un análisis comparativo limitado y una investigación cuantitativa aún más limitada. Esto significa que los factores determinantes que dan lugar a la elaboración de políticas de colaboración con las diásporas, así como a cualquier posible mejor práctica relativa a las políticas relacionadas con las diásporas, pueden analizarse en profundidad.
El Programa sobre las Diásporas de la Universidad de Oxford, que finalizó en 2015, fue uno de los pocos que realizó análisis comparativos de los programas de colaboración con las diásporas y también incluyó otros proyectos que evaluaban las repercusiones sociales, económicas, políticas y culturales de las diásporas en todo el mundo.
Como ya se comentó anteriormente, los datos sobre las poblaciones de emigrantes pueden servir como una representación aproximada de los datos sobre las poblaciones de la diáspora. Sin embargo, resulta difícil recopilar datos sobre los emigrantes, como demuestra el hecho de que el número total de inmigrantes registrado en todo el mundo es mayor que el número de emigrantes declarado. A diferencia de lo que ocurre con las poblaciones de inmigrantes, es difícil reflejar el número de emigrantes mediante la realización de censos nacionales. Es probable que los datos sobre las poblaciones de emigrantes sean más limitados, dado que muchos países no recopilan datos sobre las personas que podrían ser emigrantes cuando pasan por los controles fronterizos (UNSTAT, 2017).
Otra cuestión que cabe destacar es que la investigación sobre cuestiones relacionadas con las diásporas se centra en la migración Sur-Norte. La escasa atención prestada a la migración Sur-Sur se traduce en que las nociones de participación de las diásporas y “fuga de cerebros” se centran en profesionales altamente calificados y con un elevado nivel educativo del Sur Global que han emigrado al hemisferio norte. Esta cuestión resulta especialmente problemática si se tiene en cuenta que los migrantes internacionales del Sur Global superan en número a los del Norte Global. Los beneficios de la participación de las diásporas se suelen considerar como un flujo unidireccional de activos desde los países desarrollados del Norte hacia los menos desarrollados del Sur, lo que claramente no se ajusta a la realidad de la migración Sur-Sur. Si bien muchos asumen que la participación de las diásporas compensa la fuga de cerebros, no existen pruebas suficientes para determinar si esta afirmación se puede aplicar al Sur Global.
Lecturas adicionales
Cohen, R. | |
2008 | Global Diasporas: An introduction. Second edition, Routledge, New York. |
Gamlen, A. | |
2019 | Human Geopolitics. States, Emigrants, and the Rise of Diaspora Institutions. Oxford University Press, Oxford. |
Sigona, N., A. Gamlen, G. Liberatore, H. Kringelbach (eds.) | |
2014 | Diasporas Reimagined: Spaces, Practices and Belonging. Oxford Diasporas Programme, Oxford. |
Agunias, D. and K. Newland | |
2012 | Developing a Road Map for Engaging Diasporas in Development: A Handbook for Policymakers and Practitioners in Home and Host Countries. International Organization for Migration, Geneva and Migration Policy Institute, Washington, DC. |
McAuliffe, M. and M. Ruhs (eds) | |
2017 | “Appendix B. Diaspora” in World Migration Report 2018. International Organization for Migration, Geneva. |
Collyer, M. (ed.) | |
2013 |
Emigration Nations: Policies and Ideologies of Emigrant Engagement. Palgrave Macmillan, London. |
Ragazzi, F. | |
2014 | A comparative analysis of diaspora policies. Political Geography, 41:74-89. |
Chikanda, A. and J. Crush | |
2014 | Diasporas of the South. In A New Perspective on Human Mobility in the South (R. Anich, J. Crush, S. Melde, J. Oucho, eds.). International Organization for Migration, Geneva. |
Kapur, D. | |
2001 | Diasporas and technology transfer. Journal of Human Development, 2(2):265-286. |
UN Department of Economic and Social Affairs Statistics Division (UNSTATS) | |
2017 | Chapter VI: The challenges of measuring emigration. In Handbook on Measuring International Migration through Population Censuses. United Nations, New York. |
OECD | |
2015 | Connecting with Emigrants: A Global Profile of Diasporas 2015. OECD Publishing, Paris. |
Oxford Diasporas Programme publications are available online. |
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